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La oposición colombiana elogia la decisión de la Corte Suprema de Justicia de ordenar la detención domiciliaria del expresidente ultraderechista Álvaro Uribe.
La medida ha puesto al gobierno de Iván Duque entre la espada y la pared. La orden de prisión domiciliaria contra el expresidente colombiano Álvaro Uribe ha caído como una bomba en el seno de su partido, el gobernante Centro Democrático. La Corte Suprema emitió la orden contra el ultraderechista, acusado de sobornar a testigos y de fraude procesal en una demanda instaurada por el senador socialista Iván Cepeda, que lleva años intentando que le juzguen a Uribe por nexos con paramilitares. Cepeda criticó el apoyo del actual mandatario Iván Duque a Uribe y le pidió que no se convierta en “defensor de oficio” de su mentor.
El férreo adversario político de Duque y ex candidato presidencial, Gustavo Petro abogó por un “pleno respeto por la justicia”. Mientras, el partido FARC recalcó que la medida fortalece el estado de derecho.
Uribe, quien gobernó entre 2002 y 2010, es reconocido por su mano dura contra grupos insurgentes, pero también por múltiples escándalos de corrupción y de violaciones de derechos humanos que alcanzaron a su círculo próximo. La orden de detención preventiva desató en varias ciudades marchas y cacerolazos a su favor y en su contra.
El proceso jurídico contra Uribe afectará de alguna manera la gobernabilidad de Duque, que el viernes cumple dos años de mandato. De la suerte que corra Uribe depende en gran parte el futuro de la derecha colombiana. Actualmente, el presidente ha quedado en una gran encrucijada entre el sentido de la justicia y el dolor de su partido y de su jefe político.
Hispantv