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Foto: Con el Mazo Dando
Reza el refranero popular, que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Los hechos eso parecen demostrar, y la política (como lo evidencia la realidad) no escapa a esta sabia consideración.
A pesar de la fatal determinación contrarrevolucionaria de derrocar a Nicolás Maduro a como dé lugar por estos días (para lo cual el empleo de la muerte ha sido un elemento desgraciadamente destacado), el empeño en arrasar con la Revolución Bolivariana muestra una apretada agenda de vieja data. Esa aspiración no es nada nueva, y las intentonas desfilan entre acciones cruentas como la del golpe de Estado del 11 de abril de 2002 y el sabotaje petrolero de finales de ese año e inicios de 2003, pero también aquellas donde el desprecio y el descrédito hacia las instituciones y Poderes Públicos han sido manejadas siguiendo el libreto escrito por expertos en el manejo de la opinión pública tanto nacional como internacional. Algo así como que una mentira repetida mil veces, en algún momento se convertirá en una verdad. El año 2005 es el botón ideal de esa muestra.
Esa vez, el pueblo se preparaba para acudir por segunda vez a elegir a sus representantes a la Asamblea Nacional. Durante el lustro anterior, los antibolivarianos habían padecido un despecho colosal producto de la barrida que en el año 2000 ese mismo pueblo le había propinado en las urnas. La paliza electoral fue de una magnitud inolvidable: El Movimiento Quinta República (MVR) había obtenido 92 escaños de los 165 en disputa. Acción Democrática fue el mejor del resto, con 33 curules. De allí hacia abajo, todos detrás de la ambulancia (Copei, Primero Justicia, MAS y Proyecto Venezuela con 6 cada uno), para conformar la primera minoría parlamentaria en el debut de los comicios legislativos. Para 2005, el panorama no se mostraba diferente en términos de una buena figuración por lo que los segundones de la vez anterior echaron mano al ardid ya citado: la siembra de la duda hacia la respetabilidad del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Durante toda la campaña proselitista, el coro fue el mismo: El CNE no genera confianza. La supuesta falta de transparencia del organismo era la comidilla en cada charla, ponencia o declaración pública, llenando grandes centimetrajes en los medios impresos oligarcas que para entonces reinaban en el mundo mediático nacional. Igual sucedía con la radio y la televisión.
No obstante estas artimañas, el olfato permitía vaticinar una nueva paliza a las fuerzas apátridas. Nada indicaba que el viento podía soplar a su favor en algún momento, por lo que apenas a cuatro días de las elecciones, informaron lo que ya se dejaba colar en algunos círculos: se abstendrían de participar en el proceso previsto para el 4 de diciembre. El 29 de noviembre, Henry Ramos Allup informó que Acción Democrática no se presentaría a la contienda, actitud que fue seguida el mismo día por su carnal Copei (en voz de César Pérez Vivas), Proyecto Venezuela, Polo Democrático, Venezuela de Primera y Fuerza Liberal.
Obviamente, el MVR reinó en el conteo final alcanzando 114 escaños contra 15 de Podemos, 11 de Patria Para Todos, 8 del Partido Comunista, 4 de UVE, 2 de Conive e igual número para Mi Gente mientras que otras toldas lograron 11 puestos.
Transcurridos 12 años de aquella intentona de falso positivo electoral, los voceros políticos representantes de los intereses aliados a la explotación de la fuerza laboral parecen encaminar sus pasos por un nuevo sendero de irresponsabilidad histórica. Esta vez, de cara (o de espalda) a la Asamblea Nacional Constituyente, anunciada por el presidente Nicolás Maduro el Primero de Mayo desde la avenida Bolívar, arteria vial que recibió a miles y miles de mujeres y hombres que llegados desde diferentes puntos del país se concentraron en conmemoración a los héroes de Chicago de 1886, y también en una nueva demostración de respaldo al Gobierno nacional.
Desde ese mismo día, surgieron ataques hacia la disposición presidencial generada vista la terca negativa de la oposición a sentarse a dialogar en pro de la paz. Ramos Allup, por ejemplo, usó su cuenta @hramosallup para intentar desmeritar la decisión constitucional del Jefe de Estado calificándola de “prostituyente”. Al siguiente día, desde la sede del Poder Legislativo en desacato (así está por no desincorporar –como ordenó el Tribunal Supremo de Justicia– a tres parlamentarios de Amazonas electos con supuestas irregularidades en esa entidad el 6 de diciembre de 2015), apeló por otro juego de ofensivas palabras. En esta ocasión la bautizó como Asamblea Nacional Corporativa.
Por si fuera poco, ratificó que “el diálogo se agotó” y que él no acudiría a invitación alguna para hacerle conocer los detalles de la ANC, cosa que cumplió cuando este lunes no acudió a la reunión organizada por el presidente de la comisión presidencial para la Constituyente, Elías Jaua.
Henrique Capriles, por su parte, tampoco escondió su animadversión hacia la idea del jefe del Ejecutivo Nacional. Ese Primero de Mayo apeló a uno de los recursos que ha sido constante en él: Llamar a la violencia. “Frente al fraude constitucional de constituyente que acaba de anunciar el dictador, pueblo a la calle y a desobedecer semejante locura”, precisó en @hcapriles.
Posiciones como estas no son nuevas en el gobernador del estado Miranda. Solo basta recordar sus actuaciones del 12 de abril de 2002 en la embajada de Cuba cuando violó los espacios de la representación diplomática, y del 15 de abril de 2013 cuando llamó “a descargar la arrechera” luego de desconocer la derrota que le propinó Maduro durante las elecciones del día anterior. Once muertos dejó esa “recomendación”.
Julio Borges, también desconoció la convocatoria a la ANC y desde @JulioBorges llamó una vez a la intervención de la fuerza militar contra su Comandante en Jefe, además de catalogar de fraude a la figura legitimada por los artículos 347, 348 y 349 de la Carta Magna.
El constituyente de 1999 Gerardo Blyde hizo causa común con los anteriores: “Una constituyente no soluciona los problemas de crisis económica que tenemos”, señaló durante entrevista para el canal de tv online Vivoplay.
Si algo parece confirmar que la cúpula de la oposición está dispuesta a ejercer un nuevo rol de irresponsabilidad histórica ante la nación, fue su inasistencia este lunes a la invitación que Jaua le efectuara el 4 de mayo.
Como lo demuestran los registros audiovisuales de la cobertura en el Salón Ayacucho del Palacio de Miraflores, las sillas reservadas para los partidos de la MUD quedaron vacías. No obstante, otros 18 partidos políticos que adversan a la Revolución sí hicieron acto de presencia.
Otros conglomerados (cultores, empresarios, religiosos, entre otros) también han atendido el llamado.
El transcurrir de los días tendrá la palabra final. De un momento a otro, la vocería de la MUD comunicará si participará en el proceso de escogencia de la Asamblea Nacional Constituyente, o si preferirá repetir su actuación del año 2005. Todo depende, claro está, de cuanto le dicte el imperio.
Pronto sabremos si ese factor de la oposición es capaz de tropezar dos veces con la misma piedra.
Con el Mazo Dando