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El presidente del movimiento antiglobalista ruso, Alexandr Iónov, calificó este jueves como crimen contra la humanidad el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba.
«Le temen a esa isla y las personas que viven en ella porque tienen ideas propias y no se doblegan ante las amenazas y las agresiones llevadas a cabo durante más de medio siglo», dijo Iónov a Prensa Latina durante una protesta frente a la sede diplomática norteamericana en Moscú.
Iónov ratificó el respaldo del pueblo ruso al cubano: «Los rusos somos cada día más solidarios con Cuba, con los venezolanos y los países de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (Alba), que luchan por su independencia y resisten la agresividad de la Casa Blanca y sus aliados».
Al momento en que sostenía una pancarta con un rótulo que instaba al presidente estadounidense, Barack Obama, a devolver el premio Nobel de la Paz, Iónov recalcó: «Pensamos que debemos unirnos en América Latina, el Medio Oriente y Asia para frenar esas acciones subversivas».
El líder de los antiglobalistas rusos deploró «el deterioro de la situación geopolítica en el mundo» por el caos y el terror expandido por Estados Unidos, la Unión Europea y otros países que se suman a la política de sanciones unilaterales y la distorsión mediática de la realidad.
«Hoy se ejercen colosales presiones sobre naciones soberanas que le resultan incómodas y se inmiscuyen en sus asuntos internos como ocurrió en Iraq, Libia y se repite en Siria», dijo.
En este sentido, el líder antiglobalista sostuvo que la Federación de Rusia asumió una actitud crítica e independiente, y los hechos concretos de carácter militar confirman ahora que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) se ha aproximado a su frontera.
Recordó el golpe de Estado ocurrido el 22 de febrero pasado en Ucrania con el auspicio de Washington (Estados Unidos) y subrayó que Moscú ha mantenido la política de buena vecindad.
Al evocar la desintegración de la Unión Soviética y del Pacto de Varsovia, resaltó que los gobernantes norteamericanos y sus aliados occidentales incumplieron el compromiso de frenar la expansión hacia el este y no admitir nuevos socios.
Observó: «¿Qué vemos hoy? Los aviones de la Otan y sus efectivos están, por primera vez, en las fronteras rusas, y Washington comenzó a llevar a cabo conflictos permanentes y a promover agresiones armadas como las de Cuba en la década de 1960, el golpe de Estado de Chile (1973) y la invasión de Panamá».
«…Por eso defendemos el derecho de cada país a ser un Estado soberano, y el de sus pobladores a vivir sin subordinarse al dictado de Estados Unidos», concluyó.
AVN