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Por: Earle Herrera
La canallada envuelta en la hipocresía de la “ayuda humanitaria”, cada día se devela más. El bloqueo criminal que golpea la alimentación y salud del pueblo, le dice al mundo que aquella maniobra de los puentes tenía un fin más sórdido. El concierto internacional era la mascarada. El trabajo sucio lo harían “Los Rastrojos” y otras bandas de asesinos. Tocaba a los presidentes de Chile, Paraguay y Colombia ser el detergente político de esos grupos de exterminio. Excepto el pobre autoproclamado, allí no había inocentes.