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El presidente de la Asamblea Nacional (AN), Henry Ramos Allup, sigue sin dar muestras del carácter democrático del que tanto se ufana cuando es rodeado por los medios que controla la burguesía venezolana. Sin rubor alguno, desprecia -como también proceden quienes le rodean-, el llamado a diálogo que directamente le hizo el Presidente Nicolás Maduro, orientado a echar las bases para un acercamiento que haga posible consolidar un sano equilibrio político en el país.
A casabe le sabe, igualmente, que otras altas personalidades -de orden mundial, incluso- hayan avanzado notoriamente hacia tan loable meta cívica. En tal sentido, la disposición de los exmandatarios José Luis Rodríguez Zapatero, Leonel Fernández y Martín Torrijos (España, República Dominicana y Panamá, respectivamente) ha sido esquivada olímpicamente por quien, como abogado, debería estar consciente de la utilidad de la aproximación entre los protagonistas del debate en la arena política.
¡Ni el estrechón de manos entre el Secretario de Estado de Estados Unidos (EEUU), John Kerry, y la canciller Delcy Rodríguez, el 14 de junio en República Dominicana, logró despertar alguna de las fibras sensibles que puedan quedarle!
El empeño del esposo de Miss Diana, de pulverizar la convocatoria presidencial, no solo contradice su conducta del 11 de abril de 2014 cuando fue a Miraflores (junto a otros miembros de la MUD) y en cadena nacional resaltó las bondades de este recurso, sino que también demuestra el desprecio a la opinión pública que clama ponerlo en práctica, como lo señalan los resultados arrojados por la más reciente encuesta de la empresa Hinterlaces.
Según estos índices, el 81% de los venezolanas y venezolanos considera muy necesaria la mediación internacional que promueva el diálogo, los consensos, los encuentros, las negociaciones entre el gobierno y la oposición, mientras que 88% estaría de acuerdo con una intervención del Papa Francisco.
El 16 de junio, el dirigente nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), Jorge Rodríguez, aseveró (en su programa La política en el diván, a través de VTV) que Ramos “está loco de a bola”, conclusión siquiátrica a la que llegó luego de observar y evaluar reiteradas actuaciones públicas de quien también es secretario general del partidoAcción Democrática (AD).
Transcurridos pocos días de aquella transmisión, el informal informe clínico de Rodríguez cobra validez suprema cuando el crítico de “petrimetres, lechuguinos y mariposones” pone sobre la mesa (y no de la unidad, precisamente), la razón para dialogar o no “si es que se dan las condiciones”: El referéndum revocatorio, que como bien dice, “es un derecho constitucional”.
Ese instrumento refrendario, que además es revolucionario porque no existía y fue promovido por el Comandante Hugo Chávez y aprobado por el pueblo en 1999, nadie se lo está negando. Que él y su gente no lo hayan solicitado en enero, como debió ser, sino a destiempo y esté a estas alturas validando firmas y emitiendo incoherencias, sentencia la máxima del alcalde de Caracas, pero con peculiar sabor popular: ¡Está locu’e bola!
Con el Mazo Dando