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29.May.2024 / 11:34 am / Haga un comentario

Por: Geraldina Colotti

La tradución en griego de la novela El secreto, trabajo de la que escribe este artículo, fue el origen de un debate, organizado en Atenas por el Comité Griego de solidaridad con Venezuela, “Todos somos Venezuela GR” (https://somosvenezuelagr.blogspot.com), y coordinado por un gran amigo del proceso bolivariano, acompañante internacional varias veces en elecciones anteriores, Vaguelis Gonatas. La novela habla a los jóvenes sobre lo ocurrido durante la guerra de guerrillas en Italia en los años 1970 y ’80, y compara lo que sucede cuando, como en Italia, se demonizan los intentos revolucionarios y no se permite a los jóvenes utilizar la memoria histórica para construir una alternativa  en el presente, y cuando, en cambio, como ocurrió en Venezuela con el socialismo bolivariano, esa memoria histórica se renueva, con nuevos métodos pero con ideales idénticos, para construir un nuevo futuro.

Grecia, un país de 11 millones de habitantes, es miembro de la Unión Europea desde el 1986. Y fueron las instituciones europeas a doblegar la dirección del partido Syriza, en julio 2015. Entonces, Syriza era el partido líder de la izquierda y del país, en una Grecia en el epicentro de la crisis económica que azotaba a la Unión Europea. Con su resultado (36,34%) y su representación parlamentaria (149 escaños de 300), Syriza superó los mejores resultados históricos del Partido Comunista Italiano (Pci) y del Partido Comunista Francés (Pcf), los dos principales partidos de la izquierda radical de posguerra en Europa Occidental.

A pesar del rotundo triunfo del “No” al ajuste, en el referéndum del 5 de julio, el primer ministro griego, Alexis Tsipras (apodado “el Chávez de los Balcanes”), capituló ante las exigencias de la “troika”, el grupo dedecisión formado por el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional, y la Comisión Europea, que se dedica a estudiar la situación económica de los países para imponerle un brutal paquete de ajuste en cambio de financiación; que sirve para sanar los bancos y no para el pueblo.  Frente a una crisis comparable a la Gran Depresión de Estados Unidos en 1929, el programa económico de Tsipras era más bien moderado, pero las autoridades europeas no estaban dispuestas ni a aceptarlo ni a negociarlo seriamente.

Desde entonces, Grecia se ha convertido en un “laboratorio de la austeridad”, donde se dispararon sea la pobreza que la deuda pública, y donde la ausencia de respuestas adecuadas a las necesidades de los sectores populares decepcionados y empobrecidos, allanó el camino para el regreso del fascismo y los partidos de extrema derecha. En junio del año pasado, Kiriakos Mitsotakis, del partido conservador griego Nueva Democracia, ha consolidado su segundo mandato como primer ministro del país, tras obtener más de 40 % de los votos. Su principal rival, Syriza, ha sufrido una aplastante derrota con algo menos del 18%.

Si Syriza hubiera triunfado, sus partidos hermanos de la izquierda radical habrían tenido un modelo para movilizarse. Su derrota, por lo contrario, fue el fin de la posibilidad de un modelo, y hasta favoreció la aparición de un contramodelo, y ha tenido una fuerte influencia. La sociedad griega, desmovilizada tras el impulso de 2015, decepcionada por las promesas incumplidas y, sobre todo, cansada por una larguísima crisis económica, ha interiorizado los condicionantes internacionales que han hecho imposible una política alternativa.

Después de que Tsipras dimitiera a la presidencia del partido tras la debacle electoral sufrida, ha sido elegido nuevo líder el ex-banquero y empresario Stefanos Kasselakis. Durante nuestro viaje, el gobierno respondió con una dura represión contra los estudiantes que ocuparon la universidad en solidaridad con Palestina. De todo esto se discutió en el encuentro de Atenas, que destacó la importancia de defender el modelo bolivariano como ejemplo concreto de unidad, lucha, batalla y victoria.

Un ejemplo que sí se puede resistir el chantaje del imperialismo y de las grandes instituciones internacionales adoptando, cuando sea necesario, una actitud flexible a nivel táctico, pero sin derogar los principios. El embajador de Venezuela en Grecia, Freddy Fernández, que proviene de las filas de la juventud comunista venezolana, respondió con altura y franqueza a las preguntas de periodistas y militantes, explicando por qué es fundamental, incluso para quienes luchan por una alternativa en Europa, defender el proceso bolivariano.

Fernández explicó en detalle cómo funciona el proceso electoral en Venezuela, por qué se ha considerado a prueba de fraude, ya que es auditado ante, durante y después y es totalmente automatizado; y por qué es necesario estar atentos a los planes de negar los resultados, que ya tienes listos la extrema derecha protegida por Washington y la Unión Europea. Planes para desconocer la voluntad del pueblo, que una vez más nominó al presidente Nicolás Maduro como su candidato.

Detrás de estos planes, recordó el embajador, hay intereses gigantescos, centros de poder impulsados por Washington que sienten un profundo desprecio por el pueblo y sus ideas, y que están dispuestos a financiar a cualquier personaje, incluso oscuro e incomprensible como Juan Guaidó, para contrarrestar Maduro. La política anticubana, antivenezolana o anti-Nicaragua que se construye en Miami, añadió, es un gran negocio, que enriquece a quienes la dirigen, y les proporciona una gorda cartera para pagar a políticos, medios y mercenarios en los distintos países. Lubrificar adecuadamente a los grandes medios de comunicación sirve así para silenciar el hecho de que, incluso en los EE.UU., entre los diez candidatos para las próximas elecciones presidenciales también hay algunos que están en contra de la guerra imperialista y de la agresión contra los pueblos que no se someten. Y es así que, dijo Fernández, supimos de la existencia de Jill Stein, candidata presidencial estadounidense del Partido Verde, sólo cuando fue arrestada durante una protesta pro Palestina en la Universidad de Washington en St. Louis, en el estado de Missouri.

También por eso, frente a la censura de los medios burgueses, se debe multiplicar el apoyo al candidato del pueblo en las redes sociales, posicionando el hashtag #YoSigoAMaduro.

Resumen Latinoamericano

 

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