Opinión / Noticias
Foto: Archivo
Por Alfredo Carquez Saavedra
El hecho de que fracase Trump en su intento de ser reelecto para un segundo mandato, resulta bastante placentero para casi toda la humanidad.
Pero aun así hay que reconocer que ese desagradable, mentiroso, imprevisible, soberbio e ignorante bravucón, que disfrutaba humillar a los participantes de sus programas televisivos con un sonoro “¡estas despedido!” y que hasta hace poco repartía sin discreción en remoquete de “loser” (perdedor), sale de la Casa Blanca con las tablas en la cabeza dejando una estela de viudas tanto en su país como en el resto del planeta.
En Estados Unidos, por ejemplo, sentirán nostalgia de sus locuras los 70 millones y poco que votaron por su propuesta supremacista, xenófoba y unipolar. Pero también lo recordarán con cálida tristeza oscuros personajes como el nazi Bolsonaro, los paracos Uribe y Duque; el pinochetista Piñera, el judas ecuatoriano de Moreno y especialmente, Almagro, el detector de fraudes imaginarios. Y no hay que olvidar que en España llorarán por él Abascal, el de Vox y Casado, el del Partido Popular.
Acá, en Venezuela, harán fila para hacerle video-llamadas colectivas de afectuosas despedidas Guaidó, desde Narnia; Borges, desde Bogotá; Ledezma y los López (padre, madre, esposa e hijo) desde Madrid y Carreño, desde el Helicoide.
Todos estos le darán gracias, muchas gracias, por los favores recibidos, pero aun más, mucho más, por los dólares embolsillados.
Antes de que el lector saque conclusiones equivocadas, resulta apropiado advertir que estar feliz por la inminente derrota electoral de Donald Trump para nada significa –paradojas de la vida y la política– alegrarse por el triunfo del ex vicepresidente de Barack Obama: Joseph Robinette Biden.
Como vicepresidente de Obama, Biden fue bastante gris, tal y como sucede con casi todos los que ocupan ese cargo en Estados Unidos. Habrá que ver con qué maña viene al ser investido presidente.
Ya Guaidó busca acomodo en ante el nuevo escenario. El genio de la autoproclamación ha hecho de tripas corazón y le lanza piropos al rival de su antiguo patrón y padrino, en un comunicado tan mal escrito como redundante y cursi.
No obstante el flamante mandatario tiene un gran peso en el ala: ¡la maldición Tintori!
Desde aquí le advertimos a sus asesores que el maleficio de sacarse fotos con la mencionada se agrava con cada acción en contra de la Revolución Bolivariana.