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“Con el Congreso Bicentenario de los Pueblos tenemos una cita el 27 y 28 de febrero, a los 32 años del despertar del pueblo de Venezuela contra el puntofijismo”, expresó el presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, al invitar a abrir la nueva etapa de la Revolución Bolivariana con el trabajo de las generaciones actuales del siglo XXI que lograron superar la dramática realidad social vivida por los venezolanos y venezolanas en el siglo XX, en especial gracias a la rebelión social protagonizada en forma histórica el 27 y 28 de febrero y comienzos de marzo de 1989.

En esas fechas, hace más de un cuarto de siglo, el estallido inédito de la Rebelión Popular del pueblo venezolano contra la políticas neoliberales, fue acallado a sangre y fuego por parte de los gobiernos represivos de la derecha política, en una de las peores violaciones de los Derechos Humanos registrada en las calles de todas las ciudades del país.

Ese estallido social  espontáneo, que pasó a la historia como “El Caracazo” o “El Sacudón”, se extendió desde Caracas a las principales ciudades del país, como La Guaira (Vargas), Maracay (Aragua), Valencia (Carabobo), Barquisimeto (Lara), Mérida (Mérida), Maracaibo (Zulia), San Cristóbal (Táchira), Puerto La Cruz y Anaco (Anzoátegui), Cumaná (Sucre), Barinas (Barinas) y Ciudad Guayana (Bolívar).

El día en que el pueblo “bajó de los cerros”, se desató una ola de protestas en el país, principalmente contra supermercados, carnicerías, negocios de artículos electrónicos y línea blanca. La sorpresiva reacción popular, que llenó de “estupor” al mundo entero, se produjo luego que el gobierno adeco y genocida de Carlos Andrés Pérez (CAP) firmó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) las condiciones leoninas para acceder a un crédito de miles de dólares ante la bancarrota del Estado, aceptando recortar conquistas y logros de los trabajadores que atentaban directamente contra los derechos sociales y humanos de la población venezolana.

Para la época, 62% de la población de Venezuela estaba sumida en la pobreza. Pese a ello, el gobierno adeco ordenó una vez más la suspensión de las garantías constitucionales y el uso desmedido de la fuerza pública con armas de guerra y fuego real en contra de los sectores más humildes y oprimidos. Centenares de muertos y desaparecidos fue el saldo fatídico de esta alevosa e irresponsable operación.

De esta explosión popular, 32 años después, se desconoce la cifra exacta de muertos, heridos y desaparecidos, pero hay constancia que las autoridades “dejaron de contar cadáveres” cuando la cifra superaba los 3 mil fallecidos.

Posteriormente, se revelaron las violaciones de DDHH del Estado venezolano, la existencia de fosas comunes en la “peste”, del Cementerio General del Sur en Caracas, donde enterraron los cuerpos de los asesinados por las fuerzas de seguridad. Ningún organismo internacional de DDHH investigó ni determinó responsabilidades. Quedó impune este delito de lesa humanidad.

Una década después, solo después de ser elegido el comandante Hugo Chávez Frías como presidente de la República, la Corte Interamericana de DDHH se pronunció sobre la masacre de 1989, y “condenó” al Estado venezolano. El nuevo Presidente Bolivariano aceptó la responsabilidad nacional para que las víctimas, heridos, familiares de asesinados y desaparecidos fueran resarcidas e indemnizadas en búsqueda de la justicia negada 10 años atrás.

A ese estallido social, el comandante Chávez en su oportunidad lo calificó como“la chispa que encendió el motor de la Revolución Bolivariana”, con la insurrección armada, tres años después, de la juventud militar el 4 de febrero de 1992. La acción heroica fue contra el gobierno represivo de CAP, quien a pesar de salir “airoso” y encarcelar a los protagonistas del alzamiento Bolivariano, quedó expuesto en 1993 y desalojado de Miraflores como el primer Presidente destituido de la historia nacional.

En 2006, el comandante Chávez explicó en una conferencia de prensa, que la Revolución Bolivariana en ocho años de gobierno progresista en ese momento, “precisamente, desactivó esa bomba de violencia social que se había incubado por décadas de gobiernos represivos, excluyentes y corruptos, y porque incorporamos con nuestro modelo a las mayorías a un horizonte de desarrollo”.

Advirtió, sin embargo, sobre lo que pasaría en Venezuela si los partidos tradicionales de derecha regresaban a cualquier instancia del poder: “Si ellos ganaran, con esa su visión equivocada del mundo, volverían a activar la bomba de la violencia. Y les estallaría en la cara”.

Treinta y dos años después, bajo el Gobierno Bolivariano se ha demostrado que la bomba de la violencia social ha sido desactivada efectivamente, tal como aseguró el comandante Chávez, y las estrategias violentas golpistas le han “estallado en la cara” a los dirigentes de la derecha apátrida cuando las han implementado desde alcaldías, gobernaciones y Parlamento donde fueron elegidos.

Ahora, tras 22 años de Gobierno Bolivariano, la Fuerza Armada y el pueblo están en incuestionable unión cívico-militar que ha reivindicado la paz de los venezolanos. Y en esta nueva realidad, desde 2015 el Congreso Bicentenario Bolivariano de los Pueblos se activó, logrando desde el 4 de febrero de 2021, el desarrollo de 34 Comités Promotores para avanzar en diversas fases de coordinación y debate y acción popular en 34 grandes y diversos Movimientos Sociales, que representan todos los sectores del país.

A diferencia de la rebelión popular de 1989 cuya energía estalló sin dirección organizada, en este año Bicentenario de la Batalla de Carabobo de 2021, el Poder Popular tiene un rumbo definido bajo el liderazgo de hombres y mujeres del pueblo, con propuestas de abajo hacia arriba, con una metódica de democracia directa, participativa y protagónica.

El presidente Maduro ha orientado crear una agenda de diagnósticos de necesidades, propuestas y reclamos, de forma concreta y de todos los sectores, para alimentar las soluciones a través del Plan de la Patria 2025 y el Plan Carabobo 200.

Será una conmemoración a los 32 años de la rebelión histórica de los venezolanos que se alzaron al FMI y a los gobiernos corruptos de la derecha durante la cuarta República y vencieron con aquella acción nacional inédita la represión del modelo capitalista en 1989, resumió el Jefe de Estado.

“Lo vamos a conmemorar y recordar instalando la plenaria nacional del Congreso Bicentenario de los Pueblos, viendo las propuestas y agendas y, además, dibujando la ruta y el mapa de Movimientos Sociales para expandir, construir y unir la lucha de todo este 2021”, dijo el Mandatario Nacional, sobre la actividad de este fin de semana 27 y 28 de febrero de 2021.

El presidente Maduro reafirmó que el nuevo rumbo de la Patria hacia el año 2030, es el nuevo amanecer en el ciclo bicentenario de Venezuela, cuyos habitantes dejaron atrás la represión, la violencia, la barbarie y la pobreza características de los gobiernos de derecha para construir su propio futuro en unidad y solidaridad.

Hoy, el pueblo que estalló como una bomba atómica aquellos días de febrero y marzo de 1989, y que abatió victorioso más de 40 años de puntofijismo, se encuentra en resistencia contra el bloqueo imperial, trabajando para la construcción del Socialismo Bolivariano en lo social, económico, moral, productivo, político e ideológico, cultural, nacional e internacional, rumbo al 2030.

“El sábado 27 y domingo 28 de febrero nos reuniremos en plenaria para aprobar la ruta, el esquema organizativo y los planes de cara al año 2030. Pensemos y actuemos en grande, hermanos y hermanas de la clase obrera. Visualicemos el futuro con una Venezuela recuperada, feliz y libre”, expresó el presidente Maduro Moros en sus cuentas en las redes sociales.

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