Opinión / Ana Elisa Osorio
«El derecho humano al agua que nos une» es el nombre del Foro Internacional que organizan el Parlamento Latinoamericano (Parlatino), el Ministerio del Poder Popular para el Ambiente (Minamb), Hidrológica Venezolana, C.A. (Hidroven) y la Universidad Central de Venezuela (UCV), el cual se llevará a cabo el próximo lunes 7 de noviembre en el Aula Magna de la referida casa de estudios.
El agua es un bien natural esencial que está presente a lo largo de nuestras vidas; la vida misma emergió de su seno y a pesar de ser considerado un recurso natural renovable, gracias a su ciclo de vida, su escasez se hace cada vez más notoria; expertos en la geopolítica del agua estiman que para el año 2025, 3.000 millones de personan estarían viviendo en países con stress hídrico en el África, Medio Oriente, Asia, Centroamérica. En la actualidad más de 1.000 millones de seres humanos no tienen acceso al vital liquido y millones de niños y niñas mueren, en el mundo, todos los años, debido a enfermedades de origen hídrico.
Por otra parte, a pesar de que habitamos un planeta azul, 70% cubierto de agua, solo el 3% de esa enorme masa liquida es agua dulce, pero menos del 1% está disponible en ríos y lagos por que el resto forma parte de glaciares, casquetes polares o es subterránea. Cada 20 años se duplica el consumo del agua, el 70% del agua disponible se utiliza en la agricultura con enormes pérdidas y desperdicio por una mala gestión de la misma. En fin el agua es un bien estratégico que está distribuido de manera desigual en el planeta y que por lo tanto genera tensiones entre regiones y países por su acceso y uso.
En este panorama, es imprescindible estar conscientes de la condición privilegiada de nuestra América del Sur que cuenta con las mayores reservas de agua dulce del planeta: la Orinoquia, la Amazonía, el acuífero Guaraní (con una extensión equivalente a España, Portugal y Francia juntas), que sin duda alguna nos hace muy apetecibles, y aun mas si tenemos en cuenta que los EE.UU. han sobre explotado sus aguas subterráneas y sin vacilación podemos afirmar que su interés por el agua es igual o mayor que por el petróleo. Algunos analistas señalan que la invasión de Libia y subsiguiente asesinato del Gadafi tiene relación con el agua de Libia y no solo con el Petróleo.
Las presiones de las trasnacionales impulsadas por la globalización y el neoliberalismo desenfrenado contribuyen en la competencia por apropiarse del agua, ya considerada como una mercancía, provocando levantamientos populares como la conocida guerra del agua en Cochabamba (Bolivia) y tensiones diplomáticas entre países, sobre todo en aquellos que comparten la misma fuente como ha ocurrido en los países de las cuencas de: el rio Jordán (Líbano, Palestina, Cisjordania e Israel), los ríos Éufrates y el Tigris (Irak, Turquía y Siria), por señalar solo algunas. Sobre estas y otras situaciones debemos estar muy atentos.
La escasez de agua se intensifica no solo por el incremento de la población, si no por la contaminación de ríos y lagos por las actividades urbanas, industriales, agrícolas; así como el sobre uso en la agricultura y en procesos industriales que consumen ingentes cantidades de agua, también por el cambio climático ha traído consigo fenómenos cada vez más intensos y frecuentes de sequias e inundaciones.
La lucha anti imperialista y por nuestras soberanías debe materializarse en la protección de nuestras fuentes de agua dulce, el imperio las tiene en su mira y ya sabemos de lo que es capaz.
Te invitamos a asistir al foro sobre la geopolítica del agua para juntos reflexionar sobre el derecho humano que todas y todos tenemos para el acceso a nuestra agua dulce. Para obtener mayor información o inscribirte en el foro visita el sitio del Parlatino en Internet.
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