Opinión / Rodrigo Cabezas
La crisis económica global capitalista en sus tres dimensiones es incesante; crisis financiera (bancaria), crisis fiscal y de sostenibilidad de la deuda pública y crisis económica (la producción real). En el mundo académico y político no hay duda que ésta se gestó por la falta de control y la desregulación de los mercados financieros, causando falta de liquidez y problemas en los mercados internacionales, así como en la financiación de la economía productiva. Los mercados financieros capitalistas asumieron riesgos excesivos que acrecentaron a niveles históricos la acumulación de capital en la llamada “industria financiera”. Un capitalismo especulador instaló, en los últimos treinta años, la era de la ganancia rápida y fácil. De cierto, es más “negocio” ganar con un producto o derivado financiero que invertir en la economía real, por tanto no sorprende que grandes corporaciones como la General Motor especulara en el mercado hipotecario de EE.UU. y el 30% de sus ganancias globales provinieran de sus inversiones en Wall Street.
El capitalismo presenta hoy una gigantesca desproporción entre la producción anual de un país y lo que adeuda y, más agigantado entre su producción y el valor de los activos financiero. La estructura del PIB Norteamericano sufrió un descomunal cambio que llevó al sector servicio a representar el 70% del total en 2007. El peso de la especulación en la acumulación es imposible desmontarla en el mediano plazo, el advenimiento a una crisis más profunda lo evita. No obstante el actual curso es definitivamente paradigmático para el modo de reproducción sustentado en la ganancia con impactos de consecuencias impredecibles a los derechos esenciales de la especie humana.
En el corto plazo las economías en vías de desarrollo deben prepararse para enfrentar la perspectiva de tres hechos inevitables: la reducción de la liquidez global, la disminución de estímulos monetarios en EEUU informados por la Reserva Federal recientemente y la menor velocidad de expansión de la economía China. En tal sentido, a la recesión en la Eurozona provocada por la política de la austeridad impuesta por la troika, debe sumarse un lánguido crecimiento de la economía de los EE.UU.
En la aún principal economía planetaria se observa una lenta recuperación del mercado de trabajo. El desempleo abierto supera el 7% de su fuerza laboral, que no considera a cerca de 6,6 millones de trabajadores como desempleados porque no están activamente procurándolo.
Según cifras del Departamento de Trabajo de EE.UU., divulgadas el pasado 2 de agosto de 2013, para julio de este año, el crecimiento del empleo se desaceleró, creándose 162 mil nuevas plazas, el número más bajo desde marzo, y revisándose a la baja los números dados para mayo y junio. En igual sentido, se registra el crecimiento constante del llamado empleo a tiempo parcial (subempleo) que supone bajas remuneraciones o menores salarios para los trabajadores. En julio de 2013 el empleo a destajo creció 19,6%, entre 2005-2007, el número fue menor, 17%
De alto relieve para el desenvolvimiento de la economía norteamericana es que la mayor parte de los empleos generados están en sectores de baja productividad. En julio, por ejemplo, el 52% de los 162 mil nuevos empleos se ubicaron en sectores de restaurantes y el comercio minorista. En la industria manufacturera se generaron solo 6 mil puestos de trabajo, menos del 4% del total.
Esta información concuerda con el hecho de que en ese país el ritmo de crecimiento de la productividad está desacelerándose, siendo una señal que pone en entredicho las perspectivas de una expansión fuerte de la economía norteamericana en el corto plazo. La Productividad Total de los Factores (PTF) en EEUU, creció 0,6%, aproximadamente, entre 2005-2012, distante del 2,5%, aproximadamente del periodo 2002-2004, el año pasado fue de 0,9%. Algunos economistas norteamericanos explican esa pérdida de aliento de la productividad y generación de riqueza por combinación de trabajo y capital, en el agotamiento del impacto de la revolución del internet. Es posible que sea más riguroso echar una mirada al hecho de que el sector más productivo, la industria manufacturera, representa una pequeña parte de la economía de EE.UU.
Seguir de cerca la más grave crisis del capitalismo global en 60 años se hace obligante para evitar sorpresas, más para actuar en el contra ciclo regional, léase América Latina y el Caribe.
Comentarios
Lamentablemente el mundo no ha logrado entender que las grandes corporaciones capitalistas son las que marcan la pauta en la economía mundial, esto quiere decir que quien en verdad gobierna en los EEUU es el poder del capital mundial y no el presidente de la República. Estas grandes corporaciones son manejadas por seres que pertenecen a un grupo selecto de sectas masónicas que desde tiempos remotos han gobernado al mundo. El presidente Chávez, tuvo el coraje de quitarle el manejo de PDVSA a estos sectores corporativos que tenían en PDVSA sus lacayos sirvientes. Dios quiera que estos sectores de la derecha no vuelvan al poder porque perderíamos toda independencia.