Opinión / Earle Herrera
Un tipo en la carretera es un loco. El mismo sujeto en una autopista es un político, sea disidente o guarimbero. No es lo mismo un loco de carretera que de autopista. A la derecha le ha dado por lo último: cada marcha que fracasa, la lanza para la autopista, tranca el tránsito con cuatro alucinados y coge prensa y pantalla. A Donald Trump le gustan más los locos de autopista que los de carretera. A los primeros los recibe en la Casa Blanca; a los segundos los deporta o los amuralla.