Opinión

  • Unidad, vamos a la ofensiva política

    Es en momentos políticos complejos donde siempre se presentan debates y contradicciones, no solamente entre los sectores sociales o entre sus dirigencias políticas; pero la clara compresión del objetivo estratégico es lo que permite entender la necesidad de la unidad.

  • ¡Sólo el pueblo organizado y consciente puede!

    Nada pareciera detener la especulación generalizada que se ha apoderado del país, como consecuencia de la guerra económica desatada por los enemigos de la Patria desde hace bastante tiempo atrás. Es alarmante como en los pueblos, mucha gente vende productos de primera necesidad en plena calle o en bodegas improvisadas en las casas, con la seguridad que nada pasará. Pareciera que mucha gente descubrió como un “modo de vida fácil” la reventa de productos de primera necesidad. Esto sin desestimar los esfuerzos que está haciendo el Gobierno Bolivariano a través de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socio Económicos (SUNDDE), por aplicar la Ley Orgánica de Precios Justos. Tal vez porque la ley es de reciente aplicación, son pocas las y los funcionarios autorizados (inspectores) en cada estado, municipios y parroquias para “establecer los ilícitos administrativos, sus procedimientos y sanciones; los delitos económicos, su penalización y el resarcimiento de los daños sufridos…

  • La violencia impuesta (modos de acción política de Voluntad Popular y sus bandas violentas)

    Los pueblos que han vivido la experiencia de guerras civiles o guerras con otros países, pueden dar fe del horror y el dolor que queda sembrado en el seno de su población, debido a la destrucción y a las muertes ocasionadas en los conflictos bélicos.

  • Primero la sentencia, el juicio después

    Cada año en la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) se desarrolla un juicio absurdo. “Primero la sentencia- el juicio después”, dice el presidente de la Comisión. “No se puede sentenciar antes del juicio”, dice la representación de Venezuela. “Cállese”, dice el Presidente. Y esgrime un Informe donde una vez mas sentencian anticipadamente a nuestro país condenándolo a la Categoría IV, reservada para “gobiernos que no han llegado al poder mediante elecciones populares”, donde los derechos han sido suspendidos “en virtud de la imposición de medidas excepcionales, tales como el estado de emergencia, el estado de sitio, suspensión de garantías, o medidas excepcionales de seguridad, entre otras”, donde se cometen “violaciones masivas y graves de los derechos humanos”. Nada de eso ocurre en Venezuela, pero antes de comenzar la audiencia, ya la condenan. Después el juicio, primero la sentencia.

  • ¿No hay responsables?

    1 A cualquier ser humano -con un mínimo de sensibilidad- seguramente lo afectarán las fotos de unos jóvenes esposados, detenidos durante las acciones violentas que se suceden en el país. Particularmente en los municipios Chacao, Sucre, Baruta. Protestas que no tienen nada que ver con el derecho a manifestar y que siempre culminan con actos vandálicos, como la quema de universidades, ataques a dependencias del Estado (ministerios, bancos, instalaciones de salud), colocación de trampas mortales donde han perdido la vida varios motorizados, actuación criminal de francotiradores, agresiones a propiedades privadas (supermercados, abastos, estacionamientos, unidades de transporte), todo lo cual obliga a la reflexión sobre la responsabilidad en lo que sucede. Hechos que mantienen en vilo a la ciudadanía y cuyos efectos en el exterior alimentan la conjura contra Venezuela.

  • Problemas y tareas fundamentales de la Revolución

    La tarea fundamental de la Revolución en la actualidad consiste en establecer los equilibrios básicos de la economía. Sus distorsiones representan un foco de distorsiones y tensiones, que afectan la estabilidad del país. Los problemas fundamentales son la inflación, el desabastecimiento y las tendencias recesivas que exhibe el aparato productivo.

  • Aportes para el III Congreso del PSUV

    El III Congreso del PSUV es una extraordinaria oportunidad para reafirmar el legado de Chávez, para revisar algunos de sus últimas enseñanzas así como para releer las críticas que le hizo a nuestro partido y corregir lo que sea necesario corregir. Nunca deberemos soslayar el espíritu de la crítica y la autocrítica.

  • La Ofensiva Económica

    Como humildes y decididos soldados hemos atendido el llamado que el Presidente Nicolás Maduro hace a las y los venezolanos para sumarse a la ofensiva económica, nueva etapa que consolida la victoria obtenida, no sin dolor, en la reciente acometida del fascismo contra la Patria, en un nuevo intento de golpe de estado tratando de frenar la Revolución Bolivariana.

  • Apartheid

    En Venezuela vivimos en Apartheid. Esa palabra de la lengua africaans de Suráfrica significa ‘estado de separación’ o ‘apartamiento’ de las «razas». Sabemos por José Martí que «no hay odio de razas porque no hay razas» (Nuestra América). El concepto de ‘raza’ no tiene ningún valor científico, pero lo tiene político y formidable, hasta el punto de causar genocidios.

  • La oposición y las mesas de las unidades

    Resulta difícil hablar de la oposición en singular. Es como un deseo irrefrenable referirse a esa porción de ciudadanos en plural. No hay otra manera. Imaginamos una explicación: son grupos de micro partidos y de ex grandes partidos del pasado, venidos a menos, que no han podido superar el nivel tribal de asociación y en donde la dirigencia y los cuadros escasamente llenan una plaza de pueblo pero los egos y los súper yo del cogollo y sin exagerar podrían rebosar la capacidad de un estadio tipo Maracaná. Recuerdo el yoísmo de un personaje de la llamada generación del 28, el mentado Jóvito Villalba, fundador de URD cuando le preguntaban por su organización política supeditaba su partido a su persona, yo y mi partido, decía. El mismo comportamiento lo asumía Rafael Caldera, otrora militante de grupos fascista y creador de la agrupación socialcristiana Copei quien frustró una generación de cuadros políticos, los llamados delfines, cuyos sobrevivientes aún deambulan por los cementerios de la picaresca política.