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El papa Francisco transmitió su tradicional bendición «Urbi et Orbi» (A la ciudad y al mundo), en el que pidió paz y esperanza para los pueblos del mundo afectados por los ataques militares que sufren países como Irak y Siria; por el cese del conflicto ucraniano, por el pueblo africano, víctima del virus del ébola y por otras causas que afectan a la humanidad.
El papa afirmó que «verdaderamente hay muchas lágrimas en esta Navidad» al recordar a los cristianos perseguidos en Irak y Siria, el conflicto ucraniano, la epidemia del ébola en África Occidental y a los niños que sufren abusos.
«Para él, el Salvador del mundo, le pido que guarde a nuestros hermanos y hermanas de Irak y de Siria, que padecen desde hace demasiado tiempo los efectos del conflicto que aún perdura y, junto con los pertenecientes a otros grupos étnicos y religiosos, sufren una persecución brutal», pidió el pontífice desde el balcón de la Logia central de la Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, donde se reunió una multitud de fieles.
En su mensaje, cargado de un alto contenido social, también rogó porque «la paz de todo el Medio Oriente» y por las víctimas del conflicto en Ucrania, país tironeado entre Rusia y Europa, donde instó a «superar las tensiones, vencer el odio y la violencia y emprender un nuevo camino de fraternidad y reconciliación»; reseñó Telam.
Solicitó, además, que Jesús «consuele a las familias de los niños muertos en Pakistán la semana pasada» y que sea cercano «a los que sufren por enfermedad, en particular a las víctimas de la epidemia de ébola, especialmente en Liberia, Sierra Leona y Guinea».
También pidió «que la Navidad les traiga esperanza, así como a tantos desplazados, niños, adultos y ancianos, de aquella región y de todo el mundo. Que la indiferencia se transforme en cercanía y el rechazo en acogida, para que reciban la ayuda humanitaria necesaria para sobrevivir a los rigores del invierno y puedan regresar a sus países y vivir con dignidad».
AVN