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ABN.- La VIII Cumbre de la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América (Alba), que se celebró los días 13 y 14 de diciembre en La Habana, Cuba, sirvió para que el organismo supranacional discutiera y afinara estrategias que permitan contrarrestar la injerencia política y militar implementada por Estados Unidos en la región latinoamericana y caribeña, especialmente en las naciones integrantes del Alba.
El vicepresidente del Grupo Venezolano del Parlamento Latinoamericano, diputado Carolus Wimmer, manifestó que el Alba trabajó esta vez en el lanzamiento de una contraofensiva política y revolucionaria para enfrentar las amenazas imperiales, que buscan convertir nuevamente a América Latina en el patio trasero de la Casa Blanca.
El parlamentario explicó que, si bien no se conocen mayores detalles de esta contraofensiva, la decisión de hacer el encuentro a puertas cerradas fue la más correcta. "Fue facultad de los jefes de Estado decidir que la Cumbre se hiciera en privado, dado que se discutiría el tema de la seguridad y defensa hemisférica, algo que indudablemente no puede ser divulgado", aseveró.
En la declaración final se condenó en los términos más enérgicos la ofensiva política y militar de Estados Unidos sobre la región, manifestada fundamentalmente por acuerdos promovidos con países de la región para el establecimiento de bases militares. No obstante, Wimmer enfatizó que la exigencia y necesidad de fortalecer el Alba es mucho mayor que antes, porque ahora va más allá de una reunión entre países para concretar la firma de acuerdos.
"Es necesario ejercer acciones que contrarresten la nueva geoestrategia de Estados Unidos en la región, se debe ir más allá de manifestar plena solidaridad con países como Honduras, hoy día sumido en una crisis política y resistiendo ante un Gobierno inconstitucional", manifestó el también secretario de relaciones internacionales del Partido Comunista de Venezuela.
Amenaza de expansión
Igualmente, los Presidentes exhortaron a los Gobiernos y pueblos de Latinoamérica y el Caribe a estar atentos ante el peligro que plantea el propósito de regresar a la época de golpes de Estado, cuyo objetivo principal sería ahogar nuevamente los derechos de los pueblos y apuntalar los intereses de las fuerzas del imperialismo.
En ese sentido, Wimmer instó a los mismos Gobiernos a planificar mecanismos que sirvan para impedir que situaciones como la de Honduras se expandan a otros países que actualmente se ven y sienten amenazados por Estados Unidos, como por ejemplo Guatemala, en Centroamérica, o Paraguay, en Suramérica.
"El Alba es el único proyecto en América Latina capaz de contrarrestar la política imperialista de Estados Unidos, que ha logrado penetrar algunos Gobiernos latinoamericanos (…) Por ello, es fundamental que los jefes de Estado mantengan los proyectos de defensa en secreto, para evitar que el adversario sabotee y desestabilice el organismo internamente", indicó.
Finalmente, Wimmer manifestó su apoyo pleno a la propuesta de emplear medios pacíficos, basados en el diálogo y la negociación, para solucionar conflictos en la región, sea cual fuere su naturaleza. "Pero debe hacerse sin la injerencia de entes extranjeros y con la voluntad de querer realmente la paz y el desarrollo de nuestros países".