Opinión / Noticias
POR: Earle Herrera
Luis Almagro está a punto de acabar con la mugrienta OEA. “ Ministerio de colonias”, la llamó Fidel; “escuadrón de gendarmería”, la mienta Manuel Fernández; ¡lacayos!, la cantó López Obrador, pero la bicha sigue allí. Almagro se acaba de echar al pico él solito al club de Lima. A la dictadora de Bolivia, Añez, la tiene en la cárcel, al planear el golpe contra Evo y pintarle pajaritos en el Altiplano. Sumó su carisma al de Guaidó y el autoproclamado no da pie con bola. Los gringos ya no lo están viendo bien, al observar cómo con su torpeza del tamaño del Potosí está a punto de extinguir su parapeto. Empiezan a sospechar que es un infiltrado. Pero qué va, Almugre no hila tan fino. América quedará en deuda con él.