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“El bloqueo económico, financiero y comercial que se ejecuta contra nuestro país desde el año 2015 es la materialización en el campo de la economía de un política de guerra. Su objetivo es asediar, ahogar, asfixiar la economía venezolana hasta implosionarla, y generar una crisis interna que justifique una intervención externa y un cambio de régimen en Venezuela”, denunció el presidente Nicolás Maduro Moros, al aseverar que el país ha perdido aproximadamente 30 mil millones de dólares al año solo por la imposibilidad de vender petróleo, por culpa de la persecución financiera del imperio estadounidense a PDVSA.

Desde el Palacio Federal Legislativo, donde encabezó el acto de entrega formal del proyecto de Ley Constitucional Especial Antibloqueo ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), el Mandatario Nacional llamó a la unidad de todos los venezolanos para apoyar las iniciativas que continúen la protección delpueblo de estas agresiones económicas, financieras y geopolíticas que perpetra el régimen imperial que gobierna EE.UU.

Tras su llegada al Palacio Legislativo, en Caracas, acompañado de la Primera Combatiente, Cilia Flores y de otros funcionarios del gabinete ministerial, tras los actos de honor militar por su alta investidura, el Jefe de Estado tomó la palabra para actualizar las cifras del daño económico ocasionado a la República, a consecuencia de las fases de agresión ilegal sin precedentes cometida contra el país.

PRIMERA FASE: Asfixia. En cinco años el bloqueo cortó el financiamiento al país, impidiendo que el Estado disponga de las divisas, del oxígeno que requiere para adquirir alimentos, medicinas, insumos, repuestos y materia prima esenciales para la actividad económica.

Entre 2014 y 2019, Venezuela experimentó la más brusca caída de ingresos externos de su historia. En seis años, perdió 99% del volumen de ingresos en divisas. De cada 100 dólares o euros que el país obtenía por la venta de petróleo en 2014, hoy obtiene menos de 1.

La causa inicial fue la guerra declarada contra los precios del petróleo, diseñada por el imperialismo y las transnacionales de la energía para atacar a países productores.

Ocasionó un terremoto en los cimientos mismos de las economías. Tras la recuperación del mercado mundial del crudo gracias a la OPEP y OPEP+, el imperio ejecutó la fase dos: el colapso y bloqueo total a la economía.

A partir del 2015 se acelera la caída de ingresos externos de Venezuela, cuando comienza la persecusión financiera contra PDVSA, que culmina en 2019 con el robo de CITGO, la operación de despojo más grande que se haya cometido en la historia reciente contra alguna nación el mundo.

Desde 2015 en adelante, el ritmo de caída de los ingresos externos de Venezuela se eleva a 30 mil millones de dólares al año, una cantidad inaudita que ninguna nación desarrollada hubiera soportado durante 5 años como lo soporta Venezuela pese a las consecuencias.
La abrupta caída de los ingresos externos deterioró profundamente los equilibrios macroeconómicos, afectando severamente todos sus indicadores: las reservas del país, la balanza comercial, el producto interno, el índice de precios, la liquidez monetaria, las tasa de interés.

Se desató un implacable ataque al signo monetario; se indujo una  crisis en el funcionamiento normal de los circuitos de producción, distribución  y consumo de la economía productiva,  creando de facto un proceso de informalización económica caótico y especulativo. Causó graves consecuencias para la economía real: la industria, el comercio, la producción agrícola.
“Este es el bloqueo, ejecutado través de la llamada política de sanciones, que el clínico discurso de la Derecha venezolana niega, no se trata de una simple lista de personas a las que se le retira la visa, como hipócritamente dicen los medios de desinformación del imperialismo. La guerra es total, y se extiende sobre nuestra forma de vida, sobre nuestra forma de trabajar, de producir, de consumir. El bloqueo es, como diría Von Clausewitz, la continuación de la guerra por otros medios, en este caso a través de medios económicos”, expresó el presidente Maduro.

Para minar la economía y arrodillar a Venezuela, el imperialismo golpeó a PDVSA. Una declaración del Departamento de Estado de Estado Unidos en enero de 2018 lo confirma:

“La campaña de presión contra Venezuela está funcionando. Las sanciones financieras que hemos impuesto han obligado al Gobierno a comenzar a caer en default, tanto en la deuda soberana como en la deuda de PDVSA, su compañía petrolera. Y lo que estamos viendo (…) es un colapso económico total en Venezuela. Entonces, nuestra política funciona, nuestra estrategia funciona y la mantendremos”.

“Esta es la confesión de un delito internacional, de un acto de salvajismo económico con la única intención de hacerle daño a un país y a su pueblo. Esta es la confesión de un crimen de lesa humanidad”, denunció el Presidente Maduro.

VTV

 

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