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Punto Crítico
Por: Roy Daza
Contra todo pronóstico, y a pocos días del intento de golpe de Estado, y en medio de las amenazas de invasión de las tropas norteamericanas y del feroz bloqueo económico, en Oslo, capital de Noruega, se inició la fase exploratoria del Diálogo entre los representantes de la oposición y los delegados del Gobierno Bolivariano, Jorge Rodríguez y Héctor Rodríguez.
Un evento de tanta importancia como es el encuentro entre los diversos sectores de la política nacional, en busca de una solución constitucional, pacífica y electoral a la crisis, implicaría -de entrada-, que la oposición cuestionara el bloqueo económico que tanto afecta a todos los venezolanos y a todas las venezolanas, renunciara de una vez y para siempre al golpismo, y se conformara un amplio frente nacional contra las amenazas militares y políticas del gobierno de los Estados Unidos.
“Dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada”, reiteró el Presidente Maduro, que se ha convertido en un apóstol de la paz, no solo por la defensa irrestricta que hace de ella, sino porque ha conjurado múltiples intentos de llevar al país a una guerra civil, su consigna: ¡Calma y cordura! ¡Nervios de acero! Es una realidad política aprehendida por el pueblo.
Uno tiene todo el derecho a preguntarse qué va a pasar con el señor que se autoproclamó en una plaza pública como Presidente Interino, que si no fuese porque ello forma parte de un plan del imperio para ocupar a nuestro país, sería un insumo para guionistas de programas humorísticos. En todo caso, ese señor y su supuesto “gobierno” es un problema de la oposición, ellos verán que hacen con tamaño exabrupto.
Por su parte, el Presidente Maduro reiteró su llamado a adelantar las elecciones parlamentarias, es decir, de la Asamblea Nacional, un paso de suma importancia, dado que significaría la reinstitucionalización del Poder Legislativo, que se encuentra en desacato constitucional, algunos de sus dirigentes están sometidos a investigación judicial, por su participación en la intentona del 30 de abril, y en la práctica, la AN, está paralizada.
Ya es hora que se ponga fin a esa “guachafita”, se marche hacia una nueva realidad política, de convivencia, de concordia, y si se trata de medir fuerzas, vamos pues, vamos a las elecciones, que el pueblo hable a través de los votos. La paliza que le daríamos a la derecha será enorme.