Opinión / Eduardo Piñate
Por: Eduardo Piñate R
El 23 de enero, en el marco de la celebración de los 60 años del derrocamiento de la dictadura de Pérez Jiménez, la Asamblea Nacional Constituyente convocó a las elecciones presidenciales para el primer cuatrimestre de este año. Dicha decisión tiene como propósito fundamental seguir defendiendo y ampliando la paz, la estabilidad política y la continuidad del proyecto democrático que encarna la Revolución Bolivariana.
Esta decisión no debió sorprender a nadie, durante los años 2016 y 2017, en innumerables ocasiones, el presidente Nicolás Maduro afirmó que en el 2018 elegiríamos al Presidente de la República, en el lapso que establece la CRBV. Pero la oposición interna y quienes la dirigen desde los EEUU, no lo creyeron. Una vez más, subestimaron a Maduro y a nosotros como pueblo.
Pensaron que con la violencia, el terrorismo, las campañas mediáticas dentro y fuera del país, las presiones y sanciones internacionales y las amenazas de intervención extranjera, nos doblegarían.
No han aprendido de las lecciones de dignidad y moral que ha dado nuestro pueblo en revolución.
Por eso renunciaron al diálogo con el gobierno del presidente Maduro el 18 de enero, cuando no acudieron a República Dominicana y, en correspondencia con ello, la Unión Europea –siguiendo los dictados del gobierno de Trump– aplicó nuevas sanciones y profirió nuevas amenazas contra nosotros.
Tampoco nos sorprende la reacción de los gobiernos de EEUU, de varios países europeos y del llamado Grupo de Lima ante la decisión de la ANC. Sus amenazas –algunas verdaderamente ridículas como las de los presidentes de Colombia y de EEUU– no nos importan nada; somos libres y seguiremos siendo libres. En la fecha que diga el CNE, vamos a reelegir al Presidente Obrero, al Presidente Pueblo Nicolás Maduro; y con él vamos a vencer, garantizando la continuidad y profundización del proyecto de Bolívar y Chávez: la Revolución Bolivariana. Seguimos venciendo.