Opinión / Noticias / Eduardo Piñate
En varios documentos y espacios de debate en los que participamos en los últimos cinco meses, planteamos que las elecciones de gobernadores y de alcaldes, siendo elecciones de carácter regional y municipal, suscitaban un inusitado interés no solo nacional e internacional, dado el carácter de la confrontación política y de clases que se desarrolla hoy en Venezuela y su incidencia en la geopolítica continental y global, y porque en ellas las fuerzas revolucionarias chavistas y las de la contrarrevolución nos disputábamos el territorio.
Culminadas todas estas elecciones, nos encontramos que la Revolución Bolivariana ganó 19 gobernaciones (82,60%), 308 alcaldías (92,00%), una Asamblea Nacional Constituyente patriota y un bloque de pueblo incólume de 6.517.606 (70,22%) en las recientes elecciones de alcaldes, con lo cual cierra el año con una cobertura del 90,5% del territorio político nacional, algo impensable para muchos hace apenas cinco o seis meses, sobre todo de aquellos que viven haciendo predicciones del colapso de la revolución debido al descontento por la guerra económica que conduciría al llamado voto castigo.
De verdad que el descontento existe y el voto castigo se expresó, pero contra los causantes del atraco del salario de los trabajadores y el ingreso de las familias venezolanas por la vía de la guerra económica en sus formas más perversas del acaparamiento y los altos precios especulativos; contra la burguesía parasitaria y contra el imperialismo. Nuestro pueblo ha demostrado más firmeza y sabiduría que cierta izquierda pequeño burguesa que se limita al reclamo al gobierno y termina embistiendo contra el presidente Maduro y la ANC, con lo que, objetivamente, se pone al lado de los intereses de la contrarrevolución.
Con esta plataforma, a la ofensiva y con la iniciativa política comenzaremos el 2018, que será un año de combate también, pero victorioso, avanzaremos en la derrota de la guerra económica y en triunfos políticos fundamentales para seguir construyendo el socialismo bolivariano. Seguimos venciendo.