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Esta vez la cumbre se realiza en Bávaro, Punta Cana, al este de la República Dominicana, país que delegará la presidencia pro témpore a El Salvador.
La canciller venezolana Delcy Rodríguez aprovechó la coyuntura para reunirse con su homólogo dominicano Miguel Vargas el martes 24 de enero, donde se ratificaron los acuerdos bilaterales.
Un día antes «se confirmó nuevamente el apoyo de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en rechazo a la orden ejecutiva del expresidente Barack Obama que considera a Venezuela como una amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos y a su política exterior. Contamos con el respaldo de la Celac, quien nuevamente reitera su solicitud de que sea revertida esta orden ejecutiva», expresó Rodríguez.
La Celac está integrada por 33 países y tiene como objetivo, reconocido por todos los adscritos desde la creación del organismo en 2011, profundizar la integración política, económica, social y cultural de los más de 600 millones de personas que habitan en América Latina y El Caribe.
Se prevé que los gobiernos suscriban al menos 20 resoluciones que incluyen acciones contra la pobreza, atención a la migración, lucha contra el narcotráfico, desarme nuclear, género y financiación al desarrollo.
Además se debatirán temas concernientes a la soberanía de los pueblos, en específico la petición del cese del bloqueo que mantiene Estados Unidos contra Cuba, y el conflicto de las Malvinas argentinas, ocupadas por Reino Unido, reseña AVN.
Quién es el canciller paraguayo
Sin embargo, no todos los gobiernos de los países que conforman la Celac buscan mecanismos de integración a nivel regional sino todo lo contrario.
De las pataletas en el Mercosur, el canciller paraguayo Eladio Loizaga ha declarado en Punta Cana que Paraguay no apoya el diálogo político en Venezuela si el gobierno de Nicolás Maduro no se compromete a respetar los derechos humanos.
Lo dice este señor, que «desde mayo de 2016 se convirtió en el ariete de la desestabilización regional de Venezuela» como lo califica el investigador Álvaro Verzi Rangel. Aunque ha intentado desvincularse de su histórico prontuario, Loizaga demuestra que lo manido contra Venezuela en conjunción con sus homólogos de Brasil y Argentina es una campaña de deslegitimación del gobierno venezolano en el marco de los mecanismos multilaterales de la región.
Además, no puede hablar mucho de derechos humanos y de respeto democrático cuando Loizaga estuvo involucrado directamente con la «represión preventiva» de Alfredo Stroessner en Paraguay, que estuvo durante 35 años al mando de una dictadura que se queda corta al adjetivarla de sangrienta.
Dice el grupo uruguayo Lista 711 que Eladio Loizaga fue destacado miembro de la Liga Mundial Anticomunista: «Esta organización extremista fue creada en 1966 en Taipei, capital de Taiwán, y es acusada de colaboración directa con el Plan Cóndor, la organización de los servicios de inteligencia de las dictaduras latinoamericanas que se dedicó a la desaparición forzada de militantes de partidos políticos de izquierda y sindicalistas.
Sigue: «La sección latinoamericana de esta organización fue encabezada por el dictador boliviano Hugo Banzer, quien propuso en la reunión de 1977 ocurrida en Asunción un modelo de persecución política similar al que utilizó en Bolivia, según publicaron los investigadores paraguayos. Esa reunión de 1977 fue coordinada por Eladio Loizaga».
La información está contenida en los llamados «Archivos del Terror» en el marco de las investigaciones del juez paraguayo José Fernández en 1992. En esos papeles se detallan los casos de secuestros, torturas y asesinatos por parte de los servicios de seguridad del Cono Sur, y se reveló la cooperación de la Liga Anticomunista Mundial con la ejecución del Plan Cóndor.
Aunque lo niegue, Loizaga está empapado de todo lo que acusa sin ninguna prueba a Venezuela. Por lo que no ha impedido que la Celac apoye oficialmente el diálogo político en nuestro país, impulsado por el presidente Nicolás Maduro. Claramente Loizaga no sólo busca alinearse con los factores políticos del antichavismo -un día después que factores de la MUD catalogan de «inaceptable» la propuesta de Unasur y el Vaticano-, sino también marcar un punto de disonancia que entorpezca el desarrollo de la Cumbre y por supuesto, el apoyo al diálogo que lo deja descolocado regionalmente.
Aunque el lobby ha sido infructífero, los medios de audiencia local han utilizado la postura de Loizaga como un obstáculo para el apoyo a Venezuela desde el organismo, desinformando sus alcances y su importancia para la región, buscando imprimirle una percepción negativa a la Cumbre.