Opinión / Noticias / Antonia Muñoz
“Antes existía un 30% de maíz LIBERADO, ahora el 100% será CONTROLADO y esto lo que hace es acabar con la producción nacional. Ahora los venezolanos estaremos totalmente sometidos a las importaciones”. Las anteriores fueron declaraciones de Tony Pestana, Presidente de Fedeagro, publicadas por el diario Última Hora (Portuguesa), el jueves 22 de diciembre de 2016. Aunque no entendemos cómo esta decisión afecta negativamente la producción nacional, celebramos que hayan eliminado dicho convenio, porque en nuestra opinión, esto sólo favorece la viveza criolla, ya que cada quien se siente en el derecho de asignarle a “su 30 % de producto liberado” el precio que le viene en gana. Parte del “70 % de productos a precio controlado” es lo que vende el Estado a precio subsidiado o regulado, antes en Mercal y PDVAL, ahora en las bolsas de los CLAP. Sin embargo, debido a la corrupción, una porción de estos productos cae en mano de los bachaqueros de todos los tamaños. De manera pues, que este mecanismo contribuye a distorsionar perversamente la economía del país.
Con base a lo anterior, los alimentos básicos para las tres semanas restantes de cada mes que no cubre el CLAP, deben adquirirse en el mercado especulativo o andar cazando una cola donde vendan por el terminal de la cédula. Si alguien cree que estamos exagerando, es señal que deben escuchar más a los ciudadanos comunes y corrientes para que conozcan de primera mano las angustias que vive la gente día a día. Por eso proponemos sincerar los precios con base a la determinación de las estructuras de costos en mesa de trabajos con los productores de cada grupo de bienes. Establecer la ganancia legal y justa para cada rubro, a partir de lo cual se calcula el Precio Justo al consumidor. ¡¡Quien venda fuera de ese precio o rango establecido hay que aplicarle la ley porque esta robadera sin armas ya no se soporta!! Nos duele la Revolución Bolivariana y por eso no podemos callar ante tanta indolencia y tanta permisividad. Nos parece buena idea la tarjeta de alimentación a las familias más pobres como subsidio directo.
Para que pueda entenderse mejor lo planteado en los párrafos anteriores, aclaramos que los productores agroindustriales y el Estado tenían una especie de convenio que consistía en que los primeros entregaban 70% de su producción (harina precocida, arroz de mesa, pasta alimenticia…) a un precio subsidiado. En contraprestación, el Estado le permitía que el otro 30 % quedara liberado para venderlo a un precio tal que pudiera compensar la pérdida que generaba entregar el 70% de la producción a un precio por debajo del costo de producción, y obviamente, sin la ganancia que toda actividad económica debe obtener para no quebrar. Para ilustrar el punto pondremos un ejemplo. Con el maíz blanco de la cosecha 2015 pagada a los agricultores a Bs 22 (15 mas 7 de subsidio) 1 kg de harina precocida debería haberse vendido en el mercado entre Bs. 50 y 60. Sin embargo, hasta el 23 de mayo de 2016, cuando salió la Providencia de SUNDDE Nº 046, se vendía en Bs. 19 el Kg., lo cual no era un precio real sino subsidiado, producto del convenio 70-30 referido anteriormente.
El convenio 70-30 puede haber sido muy bien intencionado, pero creó distorsión en la economía porque no estaba sustentado en bases económicas reales, ya que nadie puede trabajar para perder. Así que cada grupo económico se inventó una para cuadrar sus cuentas y hasta para especular. Como todos sabemos: en rio revuelto, ganancias de pescadores. De ahí sale el arroz con sabor a ajo, carne y pimentón. Quienes fabrican harina precocida inventaron el subterfugio de convertir el 30 % de su producto liberado en harina de maíz mezclada con harina de arroz y así justificar el exagerado aumento de precio. En septiembre-octubre de 2016, el kg. de harina precocida dio un salto de garrocha de Bs. 190 a Bs. 600 y de allí a Bs. 960 ( Los ángeles) y 1400 ( PAN) en noviembre y diciembre del mismo año. Todo justificado porque contenía harina de arroz. La gente no tenía otra opción sino comprar en su momento harina a 600 o 960, porque la de Bs. 190, sólo se veía en la bolsa del CLAP, y el resto la acaparaban los bachaqueros para venderla hasta en Bs. 2500.
Lo más grave de esta comercialización poco transparente, es que el maíz nacional de la cosecha 2015 alcanzó como hasta abril o mayo del 2016. Así que a partir de allí, para fabricar harina precocida se usó maíz cuyo precio por kilogramo en el puerto del país de origen no llega a Bs 2.0 (dos). Este maíz tuvo que haberse vendido a los industriales entre Bs. 7-11/kg. ¿Cómo se justifica que un Kg de harina precocida en noviembre y diciembre 2016 haya superado la barrera de los Bs. 1000? En conclusión, hay que aceptar con mucha rabia e impotencia que hay muchos apátridas enriqueciéndose a costa del empobrecimiento de la mayoría. ¡Cuanta razón tenías Simón: “LA IMPUNIDAD DE LOS DELITOS HACE QUE ESTOS SE COMETAN CON MAS FRECUENCIA, Y AL FIN LLEGA EL CASO, QUE EL CASTIGO NO BASTA PARA REPRIMIRLOS”. CHÁVEZ VIVE. LA LUCHA POR LA PATRI SIGUE.
Guanare, martes 17 de enero de 2017.