Opinión
Por: Stella Lugo
Estamos viviendo el momento político más delicado de los últimos tiempos, reconocerlo es parte importante en la búsqueda de su superación. Sobre este tema he escrito ya varias notas en las cuales procuro dibujar la naturaleza de la escalada que contra el proceso bolivariano han puesto en marcha las derechas interna e internacional; la copia de modelos ya ejecutados en su lucha global por derrocar gobiernos progresistas y, en general, el empeño en buscar atajos inconstitucionales sin importar las consecuencias que ello pueda acarrear; pero lo que hoy enciende las alarmas es la tozudez demostrada por parte del conglomerado de dirección opositora en su pronunciamiento al término de la sesión de diálogo en el Museo Alejandro Otero y, del cual las mayorías nacionales cifran esperanzas para la resolución menos traumática de la contradicción presente.
Se trata de la declaración mas reciente (31/10/16) donde, a través de su vocero, Chúo Torrealba, la MUD, irrespeta los esfuerzos de Ex-Presidentes y altos funcionarios que han ofrecido su mediación, para muestra la forma como este señor se refiere al Secretario de Unasur, o como subestima la presencia internacional haciendo solo la excepción con el representante del Papa Francisco; pero lo mas descabellado de la referida alocución son las condiciones que la vocería opositora pone para poder proseguir en la mesa, cuya lectura más diáfana puede sintetizarse en los siguientes: la MUD continúa el desarrollo de su agenda golpista y sigue dialogando. ¿Cuál otra puede ser la interpretación de los “tres escenarios” ratificados por Torrealba?
El juicio político como respuesta a la clara voluntad de diálogo expresada por nuestro Presidente Nicolás Maduro es volver al escenario anterior y, eso es lo que solemnemente vuelve a anunciar la desquiciada cúpula de derecha. No entienden que la República Bolivariana de Venezuela se rige por un estado de derecho donde la figura del “Impeachment” no es Constitucional, en tanto, en nuestro país existe un régimen presidencialista y que, por lo demás, el pueblo chavista no se cruzará de brazos ante tal ignominia. La insensatez prima en la cabeza opositora. Paradójicamente, mientras una Asamblea Nacional sumida en el desacato argumenta el abandono de funciones del Presidente con el despropósito de iniciar ese juicio político en su contra, el Jefe del Estado venezolano desplegaba ingentes esfuerzos a fin de consensuar con otros Jefes de Estado y de Gobiernos una política petrolera que apunte a la recuperación y estabilización de los precios del petróleo, asunto de vital importancia para todas y todos los venezolanos.
Son erróneos los cálculos de esa política, que el Sub-Secretario de Asuntos Políticos del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Thomas Shannon, haya venido a Venezuela a sumarse a los esfuerzos mediadores no significa la luz verde al Golpe añorado por Voluntad Popular -que no asiste a la mesa- ni por los “moderados” que van al diálogo para avergonzarse de su participación en él. Por contrario de sus deseos, el gobierno bolivariano goza de una envidiable solidaridad internacional tanto de parte de los pueblos como de gran número de Jefes de Estados. Los resultados de la reciente gira del Presidente Nicolás Maduro es una prueba irrefutable de ello. Venezuela, con su Presidente a la cabeza, ha aceptado y saluda la presencia de los Ex-Presidentes Torrijo, Zapatero, Fernández y del Secretario de Unasur, Ernesto Samper, por la voluntad de diálogo que anima al pueblo bolivariano. Ese fue el camino que nos enseñó nuestro líder eterno Hugo Chávez, pero como el mismo reiteraba, eso no les da derecho a equivocarse; si la oposición insiste en quebrantar la paz, asaltar Miraflores, tal como rezan sus llamados, nuestra Constitución posee suficientes herramientas para combatir la sedición derechista. El Consejo de Defensa de la Nación, convocado en días pasados, debe tomar las previsiones del caso.
Hemos aprendido a navegar en medio de las dificultades. No ha sido fácil pero, gradualmente, vamos superando los estragos de la guerra económica; poseemos una dirección unida y un pueblo movilizado guiado por el horizonte trazado por su líder: el Comandante Invicto.
¡Hemos decidido vencer!