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El presidente de Ecuador, Rafael Correa, denunció hoy un boicot permanente de grupos de poder opuestos a todo lo que haga su gobierno en beneficio de la sociedad.
Enfrentamos el chantaje de quienes quieren quitarnos la capacidad de gobernar, y respondemos con positivismo; no tenemos una oposición democrática sino un boicot, afirmó el mandatario durante un conversatorio con periodistas en la provincia amazónica de Napo.
Esos grupos han agarrado fuerza, se han vuelto audaces, generan violencia y tendremos que enfrentarlos democráticamente; hace un año advertí que existía la clara evidencia de la restauración conservadora y así ha sido, insistió.
Correa puntualizó que esa estrategia se repite en Argentina, Brasil y Venezuela, y no es casualidad sino una táctica continental para frenar los procesos de cambio en América Latina.
Por tanto, expresó, el diálogo nacional debe construirse bajo consensos mínimos de ética, y no se hablará con violentos ni mentirosos, en referencia a las marchas de sectores opositores ocurridas en Ecuador desde el 8 de junio pasado.
Desde hace más de un mes sectores contrarios al gobierno instaron a la violencia tras la presentación de los proyectos de leyes a herencias y plusvalía, los cuales fueron retirados temporalmente, y pese a la disposición ellos continúan con su llamado.
El jefe de Estado exhortó al diálogo nacional y especificó que esas medidas apuntan hacia la distribución equitativa de las riquezas, y solo afectan al dos por ciento más rico de la población.
Las pláticas, subrayó, están centradas en la gran injusticia que padece el país, y aunque se ha mejorado mucho en los últimos años en cuanto a distribución de la riqueza, el tema es escandaloso.
En Ecuador, acentuó, todavía el 10 por ciento más pobre recibe 22 veces menos que el 10 por ciento más rico, proporción que era de 42 veces en 2007, al asumir el poder la Revolución Ciudadana.
El mandatario recalcó que para hacer una sociedad más justa hay que distribuir oportunidades, salud, oferta laboral, riquezas, ingreso entre capital y trabajo, y evitar la explotación.
Esos grupos de élites, comentó, quieren volver al viejo país, donde imponían sus agendas pero no en las urnas; la política estaba condicionada a la economía y podían poner o quitar ministros.
Correo del Orinoco